Cuando el sufrimiento deja de tener sentido


4:30 am sonaba el despertador, no sabía ni donde estaba, ni que hacía, ni porque este cacharro llamado teléfono había disparado su alarma... Ah si! Tenía que ir a nadar, había quedado con mi pupilo para ir entrenar, así pues no me lo pienso mucho y.... arriba!!! No sin resoplar antes... Peeero que sueño, hace poco más de 5 horas aun estaba trabajando!

De camino al CN Barcelona entre bostezo y bostezo empiezo a sentir cosas que hacía mucho que no sentía, llevar el bañador puesto a esas horas, ver como relucen los semáforos en plena oscuridad, o ponerte la música a todo volumen en el coche para motivarte y no dormirte al volante.

Hoy tocan 3000, de repente mi corazón dice, solo 3000? Claro cuando nadaba la cifra de 8000 era algo muy normal y habitual y en según que épocas 12000 también podía llegar a serlo pero no solo eso y luego vete a clase y luego vuelve a nadar... Bueno lo que todos sabemos. Pero mi cabeza dice, 3000?????? Uf uf uf que pereza!

Que me ha pasado? Me pregunto y me vuelvo a preguntar cómo aguantaba ese ritmo de vida día tras día, temporada tras temporada durante toda mi santa vida, 19 años, siendo los 7 últimos de una dureza... Considerable! Y me vuelvo a preguntar cómo lo hacía??? Pero también me pregunto... Como puede ser que no pudiera vivir sin eso, sin levantarme a las 5 para entrenar, sin meterme 10-11 sesiones semanales de entreno, sin nadar hasta echar el hígado por la boca y daba igual si no te encontrabas bien, si no habías dormido, si estabas cansada... Encontrabas felicidad en el sufrimiento del entrenamiento, en cada serie que morías por hacer ese tiempo. ME GUSTABA SUFRIR! Pero era un sufrir positivo, era un sufrimiento que no era porque si, estaba detrás de la magia de conseguir un OBJETIVO, de lograr cosas, de alcanzar SUEÑOS, es entonces cuando ese sufrimiento cobra sentido y pasa a ser gratificante, y te gusta y te encanta... Es por eso que aguantamos ese ritmo de vida, esos entrenos, y nos esforzamos, mucho, probablemente muchas veces más de lo que podemos. Soñar es vivir, sufrir por alcanzar un sueño también lo es.

Después de todo esto me preguntaréis  ¿y que pasó?
Son muchos los pacientes, amigos, deportistas que me dicen que vuelva a competir, que haga triatlón, que nade travesías, que compita... La frase siempre es la misma "lo puedes hacer muy bien"

Pues bien señores, lo he dicho y ahora lo escribo, no me esperen con un dorsal, no me esperen mirando un crono, no me esperen compitiendo, porque yo ese cartucho ya lo he quemado. Como diría Guardiola, me he vaciado. Y muchos leerán esto con cara de tristeza, pero yo lo escribo sonriendo. He llegado a DISFRUTAR tanto del deporte y de la competición que no necesito hacerlo más, he agotado hasta la última pizca de alegría y felicidad que te puede aportar el deporte de competición y como ya lo he hecho no necesito más, ¿no os parece increíble? Poder disfrutar tanto de algo que lo agotes y que luego eso pase a ser simplemente parte de tu vida y sobre todo de como eres, porque nadadora lo seré siempre, pero no tener que necesitarlo nunca más.
Por otra parte, cuando has aspirado a grandes objetivos, y has nadado a alto nivel se hace muy difícil competir a nivel amateur, pero no por dejar de ser la mejor o de las mejores si no simplemente porque no encuentras la magia que encontrabas en alcanzar grandes objetivos.

Pero ¡eh! Esto no se acaba aquí, porque hoy me he dado cuenta que ahora me gusta sufrir de manera diferente, tal vez no saque el hígado por la boca nadando, pero os lo he dicho al principio de la entrada, ayer eran las 11 de la noche y seguía trabajando.
La gran suerte de mi vida es haber encontrado  algo que me llena tanto o más que la natación y por la que sufriría todo lo que hiciera falta, la fisioterapia. Es un sufrimiento diferente y tal vez no compita con un dorsal o buscando una marca, compito para ser mejor profesional día a día, compito para que mis pacientes cada día se sientan mejor, compito porque mis manos curen y entreno en cada tratamiento para que cuando alguien reciba mis manos luego pueda decir ¡qué bien! Entre otras muchas cosas.

Así pues el sufrimiento de nadar y entrenar dejó de cobrar sentido en mi vida, pero sigue presente en mi vida personal y profesional y me sigue recordando que la constancia, el sacrificio y la alegría e ilusión por hacer las cosas es el camino... No hay otro!


Comentarios