Bienvenido 2018

Son las 12 de la noche del 31 de diciembre del 2018, hace frío, mucho, veo los fuegos artificiales en un parque de atracciones de la ciudad de Copenhague llamado Tivoli, es mi primer fin de año haciendo aquello que más me gusta, viajar. 
Empezar el año de la mejor manera posible, la palabra empezar, suena bien ¿no creéis? Tal vez sea eso tan mágico que tiene coger un avión, el hecho de empezar una nueva aventura. Empezar también significa dejar cosas atrás y estar en constante renovación, abrir la mente, los ojos y el corazón para llenarlo de nuevas sensaciones, nuevas experiencias y nuevos momentos, momentos que el día que queden en el pasado formen parte de lo que en el presente seamos. 
Un paisaje bonito, una cultura diferente, unas costumbres que no son las tuyas, fotografiar lo primero que te asombre, compartirlo con las personas que tienes alrededor, o con las que están lejos pero pendiente de tus aventuras, un desayuno con tranquilidad y una buena charla en el hotel, caminar contemplando las personas, los edificios, aquella plaza, una iglesia, los canales, la ciudad y su esencia, unas risas después de algún comentario ingenioso o cualquier tontería que se te pasa por la cabeza, fotografías divertidas, aquella charla sobre cosas de la vida después de un día intenso de “turisteo”... 
Empezar así el año sólo puede traer cosas buenas, la primera el buen recuerdo de unos días fantásticos que ni la lluvia y el frío han podido entristecer, y la ilusión de buscar un nuevo objetivo para empezar otra aventura. 
Cuando nadaba tenía la vida llena de objetivos, cada objetivo le daba significado a las brazadas de cada mañana a la ilusión que todo aquello generaba, en el trabajo tengo objetivos a diario que son el motor de la ilusión de ser cada día mejor profesional, y en la vida es importante también tener objetivos que te mantengan vivo, que la magia no se apague, que nos permitan tirar adelante cuando no todo es bonito, que nos hagan disfrutar, reír, observar, vivir y sobre todo sentir! 
Así pues este 2018 me quedo con la palabra empezar, que empiecen nuevas aventuras, que empiecen nuevos objetivos, que empiecen nuevas amistades, y con los míos que empiecen nuevos buenos momentos, que empiecen nuevos sentimientos, que empiece el momento de dejar atrás aquello que pesa, que empiecen todas aquellas pequeñas cosas que muchas veces no valoramos pero son capaces de sacarnos una sonrisa, que empiece cada día de nuevo y no pare nunca la capacidad de asombrarme una y otra vez como aquel niño que descubre algo nuevo! 
Empecemos pues, ¡Feliz 2018!



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