Debo
reconocer que hacía mucho tiempo que deseaba
escribir esta entrada, tanto como dos años. No os he hablado nunca de él, se llama Jaime Vega, cántabro con residencia en
Barcelona, ingeniero, casado y con dos hijos. Amante de dar brazadas sin parar
en la piscina pero sobre todo en el mar. Hace un par de años me dijo que quería prepararse para cruzar el
Canal de la Mancha, con cara horrorizada le pregunté si sabía lo que decía... Tal vez pueda ser una de las travesías más complicadas y duras que
existan, para empezar se debe hacer sin neopreno, el agua ronda los 13-17
grados de temperatura, las corrientes y mareas hacen complicadísima la travesía ya que a parte de nadar
muchos más km de lo que realmente es el
canal el línea recta, existe un lugar
llamado "El cementerio de los sueños" que puede acabar con
tu travesía cuando ya no te quede nada
para acabar, y es que los 34 km reales del canal siempre se convierten en más de 45 y hasta 60 pico km nadados... Casi nada, ¿verdad?
Viendo
que Jaime tenía entre ceja y ceja cruzar se
puso a entrenar, apenas 9 meses para preparar la travesía, en Junio del año pasado vinimos hasta Dover
para que lo intentara, pero las malas condiciones ambientales hicieron que
tuvieramos que decidir concluir la travesía a las 5 horas y es que los
13 grados del agua entre otras muchas hicieron que fuera imposible, y es que el
canal es el canal y esto esto no era moco de pavo. La salud de Jaime iba por
delante de cualquier reto, así pues vuelta a casa con las
manos vacías pero con ganas de volverlo
a intentar.
Y dicho y
hecho otro largo año de entrenamientos, donde
Jaime se ha dejado los cuernos, porque metros no le han faltado y horas de
dedicación safrificio y constancia
tampoco... Y es que el que diga que para esto no hay que entrenar tanto, que
coja y lo pruebe y luego me cuente que tal... No hace falta decir nada más, por ahora.
Evidentemente
si estoy escribiendo esto es porque Jaime acabó con éxito y tocó tierras francesas en 14 horas
y 20 minutos nadando la santa barbaridad de 48 km, superando el frío, el viento, unas olas de la leche y las duras corrientes
generadas por las mareas.
Cruzar el
Canal es una barbaridad, una locura y una puñetera proeza, no es ir nadando
de un punto a otro, no, eso lo puede hacer cualquiera, es nadar con mucho frío y sin e neopreno, es superar las olas que te van
golpeando, es tener fuerzas para apretar cuando cambian las mareas, es tener la
santa paciencia de nadar casi 15 horas con todas estas condiciones y encima ser
consciente que un mal cálculo con las mareas te puede
dejar fuera cuando llevas más de 40 km nadados, es ser
estratega, es superar el dolor muscular que genera bracear durante tantos km,
es saber avituallarse rápido para que la corriente no
te empuje, es mantener la calma cuando ves tierras francesas porque aunque
parece que están ahí, queda aun mucha travesía, es cambiar de ritmo cuando
no puedes con tu alma, es aguantar y no deacaer, es aprender a disfrutar
sufriendo... Es un duro ejercicio físico... Y mental!!!
He nadado
mucho y en muchos lugares, y des de luego que después de vivir esto, puedo decir que pocos lugares me causan
tanto respeto... Y eso que yo solo iba en la barca!
Dicho
todo esto pues...
No me
cansaré de decir nunca que lo que ha conseguido Jaime es una proeza, que los tiene cuadrados, y que la enhorabuena se queda
corta... Es el 12o español de la historia en cruzarlo y encima por un tiempo mucho inferior al que se planteaba. Y esto, repito, no lo hace cualquiera!
Por otra parte...
Entrenar
a alguien que no ha sido nadador, es decir que no ha competido, ni entrenado ni
ha tenido un aprendizaje de la técnica, del deporte, del
entrenamiento y la competición no es nada fácil, contando también que el factor edad es
bastante importante, por no decir mucho. Tengo que reconocer que en estos dos años probablemente sobre todo en el primero haya cometido
errores como entrenadora, pero acabo este ciclo no contenta por lo conseguido,
que también, si no contenta por vivir la
natación desde el otro lado, desde
encima de la barca algo tan duro y dificíl, ha sido emocionante para mi
poder transmitir todo lo que las aguas abiertas y todos los 25 km competidos me
han enseñado, y ver y comprobar que
aquello que intentas inculcar funciona y es más, que tu papel en la barca
para que otra persona consiga el objetivo, te puede llegar a llenar tanto como
nadar un 25 km, de manera diferente, si, pero llena.
De estos
dos años me quedo con muchas cosas
que tardaría mucho en enumerar, del
momento de la prueba, me quedo con el momento en que Jaime lleva 13 horas y el
juez nos comunica que hay que apretar o Jaime se quedaría sin acabar.... Y por supuesto con el momento de ver salir
a Jaime del agua en tierras francesas acabando el Canal, y como no, poniéndose a bailar.... Es Jaime!
Y esto es todo amigos, Mari-palo (es así como me llaman...) se despide hasta otra aventura como entrenadora... mientras mis manos y mi cabeza como fisio seguirán funcionando!
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